Comentario diario

Abominación de la desolación

Comienza el libro de los Macabeos en la primera lectura. Es una época muy cercana al tiempo de Jesús. Un momento en la historia de Israel en la que la Tierra cae bajo la dominación de un imperio de cultura griega, pagana. Muchos judíos, para congraciarse, para caer bien, para no meterse en líos, para ir con los tiempos, empiezan a «acomodarse a los usos paganos… pues, desde que nos hemos aislado, nos han venido muchas desgracias!». Comprensible. El resultado no puede ser mas nefasto: empezaron por disimular la circuncisión y acabaron entronizando un ídolo en el altar de los holocaustos, abominación de la desolación.

«…hubo muchos israelitas que resistieron…prefirieron la muerte antes que contaminarse. …Y murieron.»

Los cristianos siempre corremos el riesgo de «acomodarnos» a los usos del tiempo en que vivimos y hay cosas que son acomodables, pero otras suponen ser infieles a Jesucristo. Sólo por que un uso o costumbre sea de este tiempo no significa que sea aceptable. Hay que discernir. A un lado de la balanza estará el ser aceptados, el caer bien, el no tener problemas (críticas como mínimo  incomprensión…), en el otro lado de la balanza estará el ser fieles a la Verdad. Y hay una cosa que lo desequilibra todo:

La historia de aquel ciego al que Jesús devolvió la vista, episodio que dio lugar a un discurso de Jesús en el que dijo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue tendrá la luz de la vida, nos puede hacer pensar que no compensa estar a buenas si a cambio esa luz se va a apagar.