La Virgen del Puerto, en el antiguo Paseo de la Tela que en su día urbanizara el marqués de Vadillo (1646-1729), donde según Mesonero Romanos “los apuestos galanes de la corte de los Felipes holgaban de lucir su gallardía dominando un fogoso alazán, corriendo una sortija, que brando un lanza o rejón y tendiendo un toro a sus pies”.
Historia
La fecha de creación de esta Ermita si sitúa el día 8 de marzo de 1725 en la que, ante el escribano don Manuel Naranjo, don Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, marqués de Vadillo, otorgó escritura fundacional de las capellanías y obras pías y dejó estructurado el patronato que había de regirla. A este fin dedicó el marqués ocho efectos (sisas) contra la villa de Madrid que rentaban anualmente 12.224 reales y 12 maravedíes. Años atrás la munificencia de quien fue corregidor de Madrid (1715-1729) y consejero de Indias, había ya levantado en este paraje que el mismo había urbanizado y embellecido como paseo, una ermita bajo la advocación de la Virgen del Puerto, patrona de Plasencia, de donde el marques había sido corregidor y de la que era muy devoto. Además de la ermita, el marqués de Vadillo fundó también allí unas escuelas para los hijos de las lavanderas de la zona.
El autor de este edificio fue el arquitecto madrileño, Pedro de Ribera, a quien los madrileños deben, entre otras obras, el Puente de Toledo y el Cuartel del Conde-Duque, entonces un joven arquitecto que ya empezaba a dejar tempranas muestras de su talento. El edificio se inauguró el 10 de septiembre de 1718 con el solemne traslado de la imagen de la Virgen del Puerto desde el Colegio Imperial hasta la nueva ermita. Durante el reinado de Fernando VI se hizo el camino Alto de la Virgen del Puerto y en él la escalinata doble de bajada a la ermita (quizás esta se hizo reinando ya Carlos III) que en tiempos estuvo habitada en su interior como se reconoce en viejas fotografías. Posteriormente, hacia 1780, si hacemos caso a don Elías Tormo, el arquitecto Juan Durán, el mismo autor del paseo alto y de la escalinata, hizo “en las casas que envolvían el pequeño templo las habitaciones nuevas”.
Siguió el arquitecto al planear la obra modelos del barroco del propio Madrid como en las ermitas del Buen Retiro, dotando al edificio de dos torres coronadas por los típicos chapiteles madrileños, que enmarcan el cuerpo central con cúpula ochavada y que, según algunos autores, le dan una aire de distinción, más propio de casa palaciega que de iglesia.
En el siglo XX se cambiaron las cúpulas de pizarra por planchas de cinc. Durante la guerra (in)civil, el templo fue saqueado perdiéndose todos sus riquezas interiores y quedando la fábrica muy maltrecha como puede apreciarse en las fotografías. En 1945 fue “discretamente” restaurada por el arquitecto del Organismo Autónomo Canalización del Manzanares, Rafael Mendoza Gimeno conjuntamente con otro arquitecto, Jenaro Cristos de la Fuente, siendo declarada ese mismo año Monumento Nacional. En 1951 fue abierta nuevamente al culto dependiendo del Obispado de Madrid a quien le fue cedida por el organismo Canalización del Manzanares que a su vez la había recibido de los herederos del marqués de Vadillo. Entre 1950 y 1980, la Dirección General de Bellas Artes llevó a cabo diversas obras de restauración y conservación bajo la dirección de José Manuel González-Valcárcel. Mas modernamente se ha vuelto a restaurar, eliminando los revocos de las fachadas y dejando a la vista la sillería y el ladrillo y devolviendo las torres sus características cubiertas de pizarra. Hoy se encuentra paisajísticamente integrada en los jardines del Madrid Rio.
Exterior
Mirando de frente el edificio, una vez descendemos las escaleras del Paseo, podemos apreciar un cuerpo central flanqueado por dos torrecillas cuadradas en las que se abren balcones y se encuentran los campanarios. Ambas torrecillas se cubren con tejados de pizarra al que se asoman buhardillas y se coronan con airosos chapiteles en la mejor tradición madrileña
En el centro de la fachada vemos la portada y sobre ella un balcón decorado con motivos ornamentales que serán típicos del arquitecto Ribera (cabecitas, bisagras, veneras, ristras, bocelones, orejetas…). A ambos lados puertas menores y sobre ellas óculos ovalados
Rodeando la ermita, podemos admirarla cúpula “de aire chinesco”, en forma de campana invertida que ofrece varias caras, cada una con su buhardilla y pequeño ventanal, rematada por una especie de caperuza coronada por un castizo chapitel. A juicio de Hidalgo Monteagudo el conjunto que forman torres,, volúmenes, fachada y cúpula “a fuerza de fundir tradición y orientalismo” constituye “la arquitectura más castiza, graciosa y heterodoxa de toda la arquitectura del Barroco madrileño, henchido de extravagancia rococó”.
Interior
El zaguán está separado de la iglesia por una verja, hoy abierta, en la que está grabado el nombre del herrero, Juan Cuadrado y la fecha, 1718. Hay tres placas empotradas en el muro, a la derecha. La primera, con epigrafía latina, recuerda que esta iglesia fue edificada por Pedro de Ribera en honor de Santa María del Puerto y restaurada en 1950 por Rafael Mendoza y Jenaro Cristos. La segunda, que lleva fecha de 1971, está dedicada por la Cofradía de la Virgen del Puerto al primer director espiritual Monseñor Ildefonso Prieto López y al primer Hermano Mayor Ilmo. Sr. D. José Montero Neria quien, según nos cuenta Aparisi Laporta, fue Secretario Nacional de Sindicatos y procurador de las cortes franquistas (y director gerente de CIFESA, si no estoy mal informado). La tercera, de 2014, la dedican ambas Cofradías de la Virgen del Puerto y de la Virgen de Sopetrán a quien fue capellán y rector de esta Ermita durante cuarenta y cinco años Rvdo D. Alonso Martín Sanz quien “descansó en la Paz del Señor el día 22 de junio de 2014 (a los 63 años de su primera Misa).
En el muro de la derecha el escudo del marqués de Vadillo, en piedra.
El interior su planta es octogonal. El altar mayor con retablo moderno que cobija la imagen de la Virgen resguardado bajo arco de medio punto, al igual que los retablos de las dos capillas laterales. Corona la cúpula con linterna. Todo muy limpio e… inmaculado.
Centrándonos en el altar mayor, digamos que la imagen primitiva de la Virgen del Puerto, al igual que los retablos y todo lo que de artístico contenía esta iglesia, quedó destruida durante la guerra incivil, siendo la imagen actual una copia realizada por el imaginero talaverano Víctor González Gil. La talla es de las llamadas “de leche” esto es en las que aparece la Virgen amamantando al Niño. El retablo, muy aparente, se construyó en 2000 al estilo del desaparecido, que se cree fuera diseñado por Pedro de Ribera. Parece ser que en algún lugar de este retablo “y en una caja de caoba con incrustaciones de nácar y plata” se guardaban “los restos de un mártir adolescente del siglo V en muy buen estado conservación” que se supone fueran de San Félix de Capadocia.
Al pie del altar mayor, aunque hoy no pueda verlo, se halla la lápida sepulcral del marqués de Vadillo, al parecer bastante destrozada, que contiene esta más que sentida inscripción que ha podido ser leída por Aparisi Laporta:
AQUÍ YACE EL SR.D. FRANCISCO DE ANTONO DE SALCEDO Y AGUIRRE, MARQUES DEL VADILLO, DEL CONSEJO DE S. M. EL REY, SUPREMO DE LAS INDIAS, CORREGIDOR DE MADRID, FUE ESTE HOMBRE GRANDE DE AQUELLOS A QUIENES HECHAN MENOS LOS MARMOLES, LOS BRONCES. FUE GRANDE CON DIOS EN LA RELIGION, CON LOS REYES EN LA FIDELIDAD; CON SU PATRIA, EN EL AMOR, CON SUS EMPLEOS EN EL DESINTERES. FUE CON SUS AMIGOS FINO. CON SUS ÉMULOS MAGNÁNIMO. CON SUS IGUALES ATENTO; CON SUS SUPERIORES URBANO; HOMBRE DE BIEN CON TODOS. GOBERNO CINCUENTA AÑOS EN DIVERSAS CIUDADES DE ESPAÑA. LAS OBRAS INSIGNES QUE HIZO NO CABE EN BREVE ELOGIO. ELLAS LO SERÁN DE SI MISMA, SIN QUE JAMAS LAS PUEDA CALLAR LA FAMA, NI DESLUCIR LA ENVIDIA. FUNDO, DOTO Y ADORNO A SUS ESPENSAS ESTA ERMITA DE Mª SSMª DEL PUERTO DE QUIEN FUE IGUALMENTE DEVOTO. QUE FAVORECIDO. AQUI ESTA ENTERRADO QUIEN NO HABIA DE HABER NACIDO O NO HABIA DE HABER MUERTO. FALLECIO A LOS OCHENTA Y CINCO AÑOS DE EDAD EN VEINTICUATRO DE JUNIO, AÑO DE MIL SETECIENTOS Y VEINTINUEVE. P.A.C.E.A.L.S.M.P.
La capilla del lado de la Epístola (a la derecha del altar) está dedicada a Nuestra Señora de Sopetrán, patrona de Jarandilla de la Vera. La imagen es copia de la original procedente originariamente del monasterio de Sopetrán en Torre del Burgo (Guadalajara). La Cofradía de la Virgen de Sopetrán que reúne a devotos jarandillanos residentes en Madrid se fundó en 1963.
La capilla del lado del Evangelio (izquierda) es conocida como la del Santísimo Cristo de Lepanto, copia decimonónica del que se venera en la catedral de Barcelona.
En los retablos laterales, obra de Pedro de Ribera, desaparecidos, hubo dos cuadros de la Escuela de Madrid, el primer tercio del siglo XVIII. El uno estaba firmado en 1719 por Manuel Santos Fernández y representaba a San Francisco y San Antonio, “los santos el fundador”, aclara Tormo. El otro, “San Francisco Javier” de la misma fecha, estaba firmado por Juan Delgado. El mismo Tormo nos cuenta que “en el coro y en el camarín, lienzos curiosos, singularmente el exvoto de una niña, de 1719, muy gracioso”. El retrato del marqués de Vadillo, de Miguel Jacinto Meléndez que se guardaba en el camarín, detrás del altar mayor, quizás sea el que se expone en el Museo de Historia de Madrid.
Resumen:
La Ermita de la Virgen del Puerto de Madrid (situada en Madrid Rio, junto al Puente de Segovia) está situada en el paseo de la Virgen del Puerto (antiguo paseo Nuevo de la Corte), en las inmediaciones del Palacio Real. Es obra de Pedro de Ribera, y fue construida entre 1716 y 1718 por empeño personal de Antonio de Salcedo y Aguirre, primer marqués de Vadillo, por entonces corregidor de Madrid (él había sido corregidor en Plasencia. De ahí la devoción a la Virgen del Puerto).
La Ermita resultó completamente destruida en el transcurso de la Guerra Civil durante la defensa de Madrid, junto con la talla de la Virgen ubicada en su interior. El edificio existente a comienzos de la primera época del siglo XXI es una reconstrucción realizada en 1945.
Antonio de Salcedo y Aguirre (Marqués de vadillo) realizó las gestiones necesarias para que la Virgen del Puerto, patrona de Plasencia, se instalara en las dependencias de la ermita, y dispuso que en sus dependencias se encontraran al servicio religioso dos capellanes.
La talla original es una copia de la que existía en la Ermita de Plasencia. La talla desapareció durante la Guerra Civil. La que hoy existe es una copia de aquella. La veneración popular por la Virgen del Puerto hizo que a comienzos de septiembre se creara una romería. Ya en el siglo XIX era conocida popularmente como La Melonera, por los puestos de ventas de melones y sandías que se solían instalar en las cercanías a la ermita.
Se celebran dos fiestas de la Virgen en la Ermita. La primera es el segundo domingo de mayo (en Plasencia es el segundo domingo después de Pascua – o de Quasimodo) que, este añ0 2020; la segunda fiesta es el domingo posterior al 8 de septiembre, con motivo del Aniversario de la construcción de la Ermita por parte del Marques de Vadillo, celebrándose una romería y verbena, llamadas Fiestas de la Melonera. En el periodo de la posguerra, debido a la destrucción de la zona, las fiestas se "desplazaron" a la vecina Arganzuela, desde 1983, tomando como eje festivo el paseo de la Chopera.