Comentario diario

El malo, el bueno y el Rey

Jesús no murió solo. Con El había dos malhechores. ¡Vaya muerte para un Rey!. La cruz no sólo era un patíbulo, era una ignominia. Jesús murió de forma ignominiosa, entre dos ladrones.

A estos dos les hemos puesto nombre: el buen ladrón y el mal ladrón. ¿Por qué uno era bueno y el otro era malo, si los dos eran malhechores de la peor calaña, merecedores de la cruz? El bueno fue bueno por que fue redimido en el último instante de su vida y el malo fue malo por que no quiso ser redimido. Aquel creyó y aceptó a Jesús como su Rey y Señor, este lo rechazó.

Solo un rey tiene el derecho y el poder de indultar a un reo. Si el mismísimo César hubiera indultado al buen ladrón y aquel se hubiera bajado de la cruz su vida habría seguido unos años más, igual de miserable que hasta entonces. Si después de su encuentro con Jesús el ladrón se hubiese bajado de la cruz, hubiese bajado un hombre nuevo y si hubiese vivido treinta años más, hubiese vivido una vida nueva, por que Jesús es un Rey que no solo tiene autoridad para indultar al reo sino que tiene poder para hacer de él un hombre nuevo, un hombre bueno.

«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».